domingo, 25 de julio de 2010

En tu espera.



Tú que con sangre calmas tu sed,

Muéstrate y en ti déjame creer,

Si realmente existes déjame acompañarte

Y sentir lo que es alimentarse de la sangre.



Llévame y dame eterna juventud,

Hazme inmortal, hazme hermosa,

Simplemente llévame,

No quiero mas seguir en este patetico mundo.



Siempre escucho de ti,

Teniendo cierta admiración,

Robando parte de mi atención,

Déjame caer en la tentación.



No creo en lo que no veo,

Pero tengo la esperanza de que en algún lugar estés,

Que realmente en ti pueda creer,

Solo quiero algún día poderte ver.

domingo, 18 de julio de 2010

Atroz Redención



Mi regreso a mi ciudad natal, Liumber, el esplendido lugar que me vio nacer y crecer; la nostalgia crecía en mi interior pero en el momento en el que vi con mis propios ojos el cambio me sentí perdido, en un lugar ajeno a mí. Mi presencia ya no era la de aquel hombre distinguido que había partido ya hace un tiempo, era un desconocido ante los ojos de la gente. Mi noción del tiempo se había desligado de la realidad pues; mi vida se había resumido a tormentos en el tiempo que había estado fuera, ¿años? o tal vez… ¿décadas?

Lo primero que pensé fue buscar ayuda, regresar a mi propia casa y sobre todo buscar algunas respuestas. Me lleve una gran impresión al ver que mi hogar yacía en ruinas, el lugar que perteneció a mi familia durante siglos estaba completamente desboronado, solo quedaban cenizas y escombros. Solo pude caer de rodillas, las lágrimas brotaron de mis ojos y las preguntas se formularon irremediablemente en mi cabeza. Las personas me observaban atentamente y pensaron que era una especie de loco y hasta otros me confundieron con alguna especie de hereje.

Miré con recelo a mí alrededor, sostuve las cenizas en mis manos durante un segundo y la melancolía agrietaba mi pecho. Logré levantar mis restos de humanidad y camine entre la multitud que me habría paso sin siquiera tocarlos, me perdí entre los callejones donde la miseria abundaba.

Mi familia desciende de acaudalados comerciantes, miembros del concejo y hasta poetas y filósofos. Mi puesto en la iglesia ratificaba esta realidad, mi linaje me precedía y me fue concedido el honor de formar parte del alto clérigo. Sin embargo; muchos no estaban de acuerdo con mi nombramiento ni mi sola presencia en una iglesia o catedral. El poder de mi familia era de gran interés para la iglesia pero también representaba una amenaza a sus ideales. Los poetas y filósofos siempre fueron considerados un peligro para cualquier reino debido a su afán de alzar su voz y dar a conocer sus ideales al pueblo.

Las reflexiones se esfumaron de mi mente tras llegar a la plaza principal, frente a la catedral del Santo Echidrion, admire su esplendor pero… ya no me sentía a gusto y no la veía como el lugar donde deposite mis votos de fe y ahora, ya había dejado eso atrás y me había desligado de toda atadura religiosa. Luego de observar y deslumbrarme por el esplendor de las memorias que despertaba la fachada y la misma ciudad decidí entrar y preguntar por un viejo sacerdote amigo.

El anciano orador de esa esplendorosa catedral era un amigo de la infancia de mi difunto padre, cuido de mí luego de su muerte, siempre aconsejándome y velando por mi seguridad, era mi tío siempre lo respete como tal. Podría decirse que fue una de las causas por la cual seguí este camino. Al cruzar el enorme arco y los pilares que conforman la entrada, adornados con ángeles y santos; me quedé embelecido luego de ver la fachada, pareciera que hubiesen pasado años, tal vez siglos desde la última vez que estuve aquí. Me dije a mi mismo mientras observaba.

En ese instante una mano se poso en mi hombro y una voz muy familiar me dijo: -¿Qué es lo que se le ofrece joven?- con voz temblorosa, propia de un anciano. Me rehusé por un momento a voltear y revelar mi identidad pero las circunstancias lo ameritaban. Voltee lentamente y le dije: -nada que un orador no pueda aconsejar-. El anciano algo perplejo me observo detenidamente e inmediatamente encontró algo familiar en mí. Pasó de estar confuso a alegrarse al ver el crucifijo que colgaba de mi cuello, de inmediato me abrazo e intento descubrir la capucha que cubría mi rostro. Me negué rotundamente a mostrar mi rostro flagelado pero aun así lo descubrió, el asombro perturbó su semblante y, sus manos temblorosas intentaron tocarlos pero… inmediatamente lo detuve.

No había tiempo para escenas conmovedoras, debía explicar la razón de mi visita, solicitar su ayuda para poder conseguir ropas y poder movilizarme por la ciudad con más cautela y sobre todo la desaparición de mi hogar junto a mi familia.
Tan pronto dejamos las presentaciones fuimos directamente al confesionario, me propuse a preguntar todo lo sucedido tras mi partida y aún mas… quizás me atrevería a confesar lo que había vivido. De inmediato me narra los sucedido; una serie de eventos que conllevaron a la caída de mi adinerada familia, al parecer hubo un conflicto político y económico con la iglesia que exigía que se rindiera pleitesía de maneras mucho más costosas. Junto a eso al parecer otra familia adinerada se inmiscuyo en aquel suceso pero no me supo dar información más concreta. Luego de eso ocurrió un enfrentamiento, atentados y guerra civil que termino por destruir a la familia Medicci.

Inmediatamente solo pude preguntarle - ¿Cuántos años pasaron desde mi partida?- . Él inmediatamente responde -¿desde su partida o desde su desaparición?- me dijo algo asombrado. A decir verdad no tengo idea de cuánto tiempo llevo fuera, no me pregunte la razón pero ¡dígame de una vez! Han sido diez años muchacho, ya te creíamos muerto y se enviaron grupos en tu búsqueda pero ninguno dio con tu paradero, la ciudad a la que fuiste ardió en llamas y desapareció junto a sus habitantes. Desde entonces te creímos muerto… se suspendió todo intento de encontrarte.
La charla se extendió luego de intentar exponer las causas de mi desaparición, no encontraba palabras pero si memorias, aterradoras memorias para describir lo que había sucedido. Solo me limite a responderle que había sobrevivido a un ataque de barbaros en ese pueblo y luego encontrado por unos viajeros que me llevaron a una iglesia de un pueblo vecino donde me repuse de mis heridas; había perdido la memoria y luego de unos años la recuperé.

Mi voz sonaba algo ahogada y mis manos temblaban impulsivamente, un silencio incomodo se hizo presente y en aquel momento intervino rezando para mí y absolviéndome de mis pecados. No hallaba pecados en mi mente pero el horro si estaba presente, algo que ni la fe podría absolver. No pude moverme de inmediato, mi cuerpo no respondía y mi mente estaba nublando a punto de caer en un sueño profundo, allí recordé que llevaba tiempo sin descansar como es debido y en ese momento caí desmayado pese al cansancio.
De momento me encontraba más calmado al encontrar una mano amiga, sin embargo me sentía desprotegido, solo en este vago mundo. Debía encontrar respuestas, encontrar responsables y hacerlos pagar por lo que hicieron.

Desperté al siguiente día, en una habitación simple y llena de trastes viejos, recostado en una cama adolorido. Intente levantarme un par de veces y al lograrlo recorrí la habitación ojeando algunos de los muebles que se encontraban en esa estancia, algunos parecían antiguos y hasta me parecían familiares pero ignoré ese detalle pensando si tal vez era error de mi parte. No procure salir ese día ni en los días posteriores, solo me senté en esa mecedora balanceándome y leyendo algunos libros de una estantería. Luego me atreví abrir la puerta de esa habitación, observe por el pasillo que aquella casa estaba abandonada, no había ni un alma en esa estancia. No pude evitar sentirme atraído a explorar el lugar, no sabía dónde me encontraba; sin embargo tenía una ligera idea, algunos de los cuadros despertaban recuerdos de mi niñez y al bajar las escaleras aviste un retrato de mi padre, muebles y pertenencias de mi familia. Todo aquello era una recreación de lo que fue mi familia en un tiempo pero no era mi hogar, no podía creerlo… entonces a mi espalda estaba un recuadro de de un sacerdote, allí recordé que era un recuadro perteneciente a la familia de mi tío.

De prono una mujer tira de mi brazo y de inmediato volteo a ver, la anciana me mira recelosa, con sus ojos fijos, amenazantes y, se sorprende al observar mi rostro. Me pregunta porque recorro imprudentemente la casa, a lo que no respondo por no sentir necesidad y me dirijo nuevamente a mi habitación. La mujer solo se limita a llevarme la comida, ropa limpia y a hacer la limpieza.
Llaman a la puerta, ignoro los golpeteos y sigo recostado… al segundo intento la puerta se abre despacio y aquel viejo, mi tío entra a la habitación. De inmediato pregunta por mi salud, me limito a responderle que estoy bien. Él me invita a dar un paseo por los alrededores, el aire fresco me sentaría muy bien. -¿No te sientes a gusto acá? Imagino que son tantos recuerdos…- dijo mientras un aire de añoranza se notaba en su semblante. –Creo que es eso, además de muchas otras cosas- le dije algo dubitativo. Me adelanto hacia la puerta y le hice un seña como convidándolo a salir, a dar un paseo como sugirió.

-¿Tío Samuel, que ha sido de su vida en estos años que han transcurrido?- le pregunte observándolo atentamente. –Dios me ha favorecido, me ha dado las herramientas para ayudar a este pueblo y a sus habitantes carentes de fe- me dijo mientras su mirada se fijaba en el cielo. De inmediato me observo y me dijo: -Me gustaría preguntarte muchas cosas, acerca de donde haz estado, todo lo que has pasado pero… no parece que vayas a contarme mucho-. –No es que no quiera contarte, recuerda que fuiste como un padre para mí; en realidad no recuerdo mucho, solo estuve internado en una iglesia adyacente donde fui cuidado hasta que pude recordar algo- Le conté mientras le daba una palmada en el hombro. –¿Qué clase de iglesia? ¿en qué pueblo estuviste?- Me pregunto muy interesado. – En una iglesia de un pueblo llamado Rabiert al norte de acá, ¿Por qué lo preguntas?- pregunte curioso. -Por nada, solo pensaba si habías estado bajo buen cuidado-.

Luego de eso, mi tío se reincorporó a sus asuntos y, yo comencé a buscar libros entre los estantes pero ninguno atraía mi atención, busqué desesperadamente algo en específico pero sin resultado. Subí las escaleras algo mareado, mi salud no era la mejor, mi cuerpo se sentía pesado y mis ideas eran poco fluidas. Al entrar al cuarto me desplome en la cama pensando solo en dormir, sin ninguna otra cosa en mente.
En la noche, ya despierto no podía conciliar nuevamente el sueño, las reflexiones hacían de mis sueños pesadillas, solo me preguntaba sobre lo que le ocurrió a mi familia. Mi tío parecía el mismo hombre afable de aquel tiempo pero… su insistencia en conocer lo que me sucedió me intriga; además no me ha contando detalladamente los hechos suscitados que dieron como resultado el sucumbir de mi hogar. Lejos de eso me parece sorprendente, más que sorprendente es algo insólito que hayan pasado diez años desde entonces puesto que mi mente no percibe ese transcurso del tiempo y mi cuerpo no parece haber envejecido a tal punto de tener unos 35 años.
Sofocado por aquel encierro decido nuevamente recorrer la casa, en horas de la noche y alumbrando mi camino con una simple vela me dirijo hacia la estancia principal. Un gran torrente de viento sacude los arboles afuera, crujen al igual que la casa y el frío era aún más insoportable. Caminé hacia la chimenea que estaba apagada e inmediatamente la encendí y me tome asiento frente al fuego en aquella cómoda silla. Tome un libro de la estantería, aquellos que había leído hace un tiempo, fabulas de héroes y caballeros que a pesar de no ser reales despertaban mi imaginación en mi niñez pero hoy solo me causaban gracia; sin embargo otro libro llamo mi atención de inmediato, con la portada algo corroída por el paso del tiempo me tome la molestia de leerlo.

Frente al fuego, las llamas que me cobijaban del frio y la oscuridad que me rodeaban; mientras leía ese libro, mientras me sumergía en una historia de difuntos y torturados, de una vida eterna sin querer vivirla, de un propósito vano en este mundo. La tormenta cada vez mas fuerte sacudía arboles la casa parecía moverse con él, aquella tormenta parecía querer derribar la puerta y dar paso a alguna calamidad, me sentía intranquilo a pesar del silencio. Quizás el silencio era los que más me molestaba, solo interrumpido por las ráfagas del viento y el chasquido de las brasas ardientes de la chimenea, de a momentos mi sentidos se alertaban y estaba siempre en vigilia hasta que me resigne de continuar leyendo y cerré mis ojos agotados por el cansancio. Luego algo susurro a mi oído una voz de peligro, desperté asustado y me levante muy de prisa, subí las escaleras y observe como aquella mujer se acercaba al fuego y luego volteo hacia donde yo estaba. Me apresuré a volver a mi cuarto y me recosté en mi cama sin poder resistirme a dormir.
Al día siguiente vi a la señora vigilante en el borde del la puerta, de inmediato me levante sorprendido. Solo me dijo que me dirigiese hacia el comedor que mi tío aguardaba mi presencia para el almuerzo. Bajé las escaleras rápidamente, dirigí la mirada en dirección al comedor y allí se encontraba aquel viejo de buenas costumbres, sentado leyendo un pequeño libro en el que hacia anotaciones. Luego de tomar asiento y de que nos sirviesen el desayuno, de inmediato me preguntó sobre mi estancia en su “humilde hogar”. -Mi estancia es amena y nostálgica- le respondí amablemente. Luego me propuse a hablar de mi familia y del pasado, los fantásticos momentos en aquel hogar que entre versos y poesías podría rimar afablemente. Los días en que las preocupaciones no eran más que solo problemas absurdos, mi niñez y mi juventud. Él estaba algo contento al recordar ciertos sucesos, memorias alegres de una vida muy tranquila. De pronto llegue al punto en el que todo acabo, cuando surgieron los problemas y cuando tome la decisión de seguir sus pasos. En aquel momento se sintió algo preocupado, me miro intentando descifrar lo que estaba pensando o a lo que quería llegar, inquirí inmediatamente. -Me parece algo triste que todo acabara ¿no? Y por cierto ¿cómo fue exactamente que sucedió todo? - le pregunte observándolo con recelo. -Ya te había contado hijo mío, no creo que sea necesario volver a hablar de ello- me dijo mientras se a apresuraba a comer. Al intentar seguirle la corriente me fue imposible evitar preguntarle la similitud entre esa casa con mi verdadero hogar, de inmediato aseguro haber rescatado lo que pudo luego de aquel incidente.

Su voz pareció temblar por un segundo, me miro a los ojos y aseguro que no escatimo gastos en rescatar aquellas pertenencias que le eran de valor sentimental para la familia y para él. Luego de eso le pregunte acerca de cómo se había destruido la casa, algo que ya me había contado pero quise corroborar su versión. Él se levanto de la mesa se encamino a la puerta a hablar con dos sujetos desconocidos para mí, de inmediato me acerque y le dije: “¿Podemos continuar la conversación?” el se voltea lentamente y me mira a los ojos ahora no tan afablemente me dice: “¿Qué es lo que quieres saber?”. Lo observe fijamente, de inmediato me dijo que comiera pero… yo solo quería conocer la verdad, lo que ocultaba toda aquella telaraña de mentiras. Repentinamente me levante de la silla, me incline hacia él y observándolo le pregunte “¿Cómo es que no se perdieron todos los muebles? Los rescataste, si claro… ¿Cómo es que aún están las joyas, las pinturas y las pertenencias de la familia ocultas en esta mansión?

-En cuanto me fui, la guerra estalló, que raro… ¿no? Pude haber muerto; quizás tuve suerte al contrario de otros…- Pregunte mientras tome su mano para evitar que se fuera. De inmediato me observó nervioso y al voltear miró a la anciana que se escabullo por el pasillo, me le aproxime lentamente y al estar frente a él solo le dije: “Tu avaricia te llevo a destruir tu propia familia, ¡no! A destruir a mí familia, te admiraba e ingenuamente quise seguir tu camino y termine siendo solo el instrumento de todos” en aquel momento fui golpeado y caí inconsciente.











Desperté tirado entre la inmundicia y la oscuridad de un calabozo, ciertamente fui traicionado como lo fue mi familia. Al cabo de unos minutos recobre completamente la conciencia y pude acostumbrar mi visión a la poca luz, lo que pude observar no fue más que miseria y dolor. Lo más cercano a lo que se imagina del purgatorio, donde las almas reposan en espera de la redención y pese a esto solo el dolor, el sufrimiento está presente.

Veo en mis sueños un demonio que se empeña en aniquilar cada hermoso sentimiento y preciados recuerdos de ti. Tú, si tú, esa parte de mi que se empeña en que nada de lo nuestro es realidad y que es solo parte de un sueño, quiere volver a mí y yo lo repudio, lo maldigo asegurando nunca más sentir miedo, arrepentimiento y jamás perder la esperanza. Al rechazarlo se va ocultando en la penumbra en la deambulan confusos pensamientos y escasos buenos recuerdos, diviso un camino que guía a una luz donde te observo, esperanza que seguí sin saber su nombre, ahora lo sé con gran certeza, siempre fuiste tú. La luz se tiñe de rojo y apagándose cae en total oscuridad, ahora sé que no existes, ya no más… te fuiste para no volver, no… yo me alejé y no volví.
Desearía un momento en el cual pueda redimir mis culpas, regresar a ese majestuoso momento en el que te vi por primera vez. Solo se puede añorar vanamente cuando se piensa en la muerte, cuando está tan próxima a ti que puedes percibir como cruza a tu alrededor esperando cegar tu vida.

No muy alejado de la realidad, siempre hay una realidad alterna a la nuestra, lo que no se muestra frente a nuestros ojos; quizás lo que jamás quisimos ver o lo que no quisieron que viéramos. Si no hay mentiras, hay verdades a medias y esas son las bases del engaño, las que usan aquellos grupos de personas para manipularnos, para manipularme… caí completamente en su engaño, mi ingenuidad dio paso a mi propia perdición y a la de muchos otros.

Somos todos animales encerrados o no… La idiosincrasia de un pueblo que solo se apega a las reglas naturales, la supervivencia del más apto, el débil siempre será pisoteado. La muerte está presente y el que no le hace frente pronto morirá pero aún así siempre habrá quien abrace su destino, algo inevitable. A pesar de estar acá, de sentirme reducido a nada, no me veo como aquello que hasta pelean por su alimento, siento lastima y repulsión por esas criaturas. Siento indignación de mi mismo, me siento un ser que comparte la misma miseria con estas criaturas, humanos tal vez pero más cerca de ser ratas.

Me veo obligado a luchar por el alimento, perdí todo indicio de mi propia moral, de mi autoestima y de mi personalidad. Perdí la noción del tiempo, me encontraba divagando entre los barrotes pidiendo alimento hasta aquel día; aquel momento en el que vi entre los barrotes un hombre de buenas vestiduras que se acercaba a la celda, se acercaba precisamente a mí. El hombre me miro con desdén y se echo a reír luego de decir: “¿Esto es a lo que teme Samuel? Esto en nada se parece a aquella gran familia, solo es basura…” luego se acerco y me observo minuciosamente y dijo: “A pesar de eso, quiero despejar las dudas… Afeiten a ese animal y prepárenlo para el interrogatorio”.
Fui llevado arrastrando hacia una estancia donde me ataron de manos y pies a una rueda, un instrumento de castigo, hasta que por la puerta cruzo la silueta de un hombre alto, el mismo que había visto antes. Se acerco a mí y se mofaba mientras decía: “Que ironía, el encontrar al último de los Medicci, pero claro esto no es más que una farsa, tu debiste haber muerto hace mucho tiempo y así se quedará”. Las cuerdas se tensaron mientras mi cuerpo se estiraba hasta el punto de que mis brazos estaban por desprenderse de mi cuerpo, el dolor tan agudo que al borde de perder la conciencia se me arrojo un balde de agua encima, despertaba abruptamente para continuar con la tortura.

Se me arrojaba nuevamente a la celda para ser torturado nuevamente al día siguiente; entre interrogatorios sobre cómo había logrado sobrevivir, donde había estado todo este tiempo y acerca de que tanto sabía acerca de la muerte de mi familia. Las primeras veces me negué a responder, por orgullo o tal vez por terquedad pero al cavo de un tiempo mi cuerpo desecho y mi mente quebrantada por los continuos días de sufrimiento. Al séptimo día aquel hombre volvió acerco su mano para subir mi rostro y dijo: “Tu me recuerdas ¿no? No intentes engañarme, se que eres tú Alphonse” dirigiendo mi mirada hacia él, lo observe fijamente, mis ojos reflejaban el más intenso odio hacia él, Audrei Shatta el egocéntrico y prepotente miembro de la familia que rivalizo a la mía por más de un siglo. De inmediato escupí su rostro, maldije su nombre, su alma y su destino que se cruzaría con el filo de mi espada o con mis propias manos estrujando su cuello hasta verlo morir lentamente.
-Lamentable Alphonse, que irrespetuoso de tu parte- dijo mientras limpiaba su rostro. De pronto la puerta se abrió abruptamente y entra una mujer con una capucha en el rostro y al descubrirla noto que es ella “Clare”, estaba frente a mí con un cuchillo en su cuello, temblando y con lagrimas en sus ojos. Grite fuertemente maldiciéndolos y, ya resignado rogué por la piedad, porque no tocaran un dorado rizo de su cabellera.

-Ahora si estamos entendiendo las condiciones, me vas a contar todo y luego morirás como debiste haberlo hecho- dijo mientras acariciaba la mejilla y recorría su sucia lengua por su angelical rostro. Quise disculparme con ella, mi propio infortunio la trajo acá y las palabras no la sacarían a menos que hiciese lo que me pedían.
Accedí a sus condiciones, me prepare a contar la historia que me había llevado a este patético destino, la mire directamente y me disculpé sabiendo que prono sería mi fin. En aquel momento un estruendo se escucho en el pasillo, una luz que cruzaba la puerta y el calor de las llamas se colaba por ella, era un incendio dentro de aquella mazmorra. En medio de la confusión mis cuerdas finalmente se soltaron y mi cuerpo débil cayó al suelo, me levante lentamente observando como el caos hacía estragos en el lugar y el fuego cobraba victimas. ¿Un deja vu? Aquel momento ya lo había presenciado, quizás un evento similar... la sensación opresiva en mi pecho aumentó abruptamente y caí de rodillas mientras mi visión se hacía borrosa.

Todo fue tan repentino, fue una pesadilla, una horrible y pasajera pesadilla. Sí, mi vida fue un sueño jamás logrado, un mundo incierto de sucesos aleatorios que me condujeron a la infelicidad, una vida más llena consecuencias que de resultados. Escribo esto como registro, como consuelo por todas las atrocidades ya cometidas pues no espero vivir después de culminar de escribir.

Aquí sentado, observando cómo mis manos, no solo mis manos sino también mi cuerpo y mi boca cubiertos de rojo liquido. Cada gota, lágrimas desbordadas de cuerpos occisos y un mar de aquel líquido lloraron sus penas tras haber muerto. En mis manos una mujer ya muerta y a mi alrededor un conjunto de cadáveres apilados uno sobre otro y el rio de sangre que se desborda hasta mí.
No puedo evitar poner especial atención en la mujer en mis brazos, tan hermosa, labios carnosos, cabello castaño y ojos de un tenue gris cambiante. Dulce musa, dueña de cristalinas lagrimas, mis manos no pueden evitar secarlas, aun tibias sollozando de su cada vez mas frio cuerpo, de su alma quela inclemente muerte ha tomado.
Su cuerpo traslucido por su piel pálida, fúnebre semblante manchado solo por el líquido que emana de sus venas. Me acerco a besarla, rogando un despertar repentino, un milagro que tal vez nunca ocurra pero, entonces; ella abrió los ojos y con una voz quejica solo dice “adiós amor mío” y le di el beso que había jurado darle mientras en sollozos se ahogaban mis palabras.

Maldecir, maldecir sin cesar a dios si es que está arriba y a aquel demonio quien perpetró aquel acto tan atroz. Con mis manos manchadas de sangre no puedo hacer más que coger lápiz y el cuaderno donde había escrito mis memorias y plasmar todas mis ideas incesantemente. Aquellas emociones fluyen pero quizás no dure mucho tiempo hasta que aquel ser vuelva.
Las imágenes de lo sucedido son difusas pero todo llega a mí como una corriente avasallante que oprime mis sentidos en una lenta y extrema agonía; así recordando lo que vi, lo que hice y lo que no pude evitar. Las cuatro paredes que me contienen solo son reflejo de la razón por la cual fui encerrado, por la que pesé haber sido olvidado hasta esta mañana.

Ni el demonio, aquel que me acecha entre pesadillas, me habla en sueños y perturba mi paz, eliminando todo rastro de cordura presente en mí. No me ha olvidado, me ha acechado todo este tiempo, persiguiéndome entre sombras siempre atento a mi miserable presencia. Es más de lo que un hombre pueda resistir o sobreponerse, hay ciertas cosas que el ser humano no debería conocer y sin embargo las conozco.
El terror me persiguió hacia este lugar invadido de locura y demencia. El ambiente oscuro y maloliente invadido de aquellos seres sin una pizca de cordura y entre sus delirios parece contagiarte de su locura. Ahora ya todos se encuentran muertos, las voces que invaden el lugar son los quejidos de lo que en agonía se encuentran, esperando partir hacia el dulce descanso fatal.
Mi mente confundida divisa una silueta que se arrastra de lado a lado, -mi mente me juega trucos, estoy alucinando- me dije. Vi con pánico como se acercaba a mí, mietras el temor hacia temblar cada musculo de mi cuerpo y petrificado por el pánico no podía hacerme a un lado para escapar. Mis recuerdos se hacen confusos, las imágenes de aquel momento antes de las muertes, el momento donde todo se hace vago e imperceptible. El pánico, el horror y la crueldad; las imágenes que pasan ante mis ojos, no me creo capaz, es solo una vil mentira ¡maldita sea!

Soy el villano, mi propia víctima y el victimario de todas las almas que han partido tras las horribles muertes acontecidas. Solo deseo sacar con mis propias manos la podredumbre que en mi mente se cierne. Tomar mi propio corazón, sí, aquel asqueroso musculo en mi pecho, desearía estrujarlo, morderlo y arrojarlo. Hacer de este lugar un baile de viseras que se derramen de mi estomago y hacer simbiosis con el horror que se extiende por doquier.

Una muerte rápida no es suficiente para redimirme pues aquí me encuentro en el suelo junto a los cuerpos destrozados, mutilados y desangrados de las personas que se vieron implicadas en mi desorden mental.

Miembros dispersos separados de sus cuerpos con un cuchillo, finos cortes a brazos y piernas seccionando y desgarrando a su paso. Cuerpos semi-devorados, marcas de dientes en sus cuellos, brazos y hasta en su rostro. Su nauseabunda apariencia solo produciría repulsión pero carente de aquel sentimiento camine entre los cuerpos.
Aquel sujeto de vestimentas lujosas pero desgarradas, de rasgos finos pero mutilados y que resaltando de aquel grupo me le acerco. ¡Sí! Lo conocía, lo reconozco obviamente, es un miembro de la burguesía; Audrei Shatta aquel que me trajo acá y murió bajo mi espada, con mis propias manos…

El momento en el que empuñe mi espada y fui contra todos aquellos hombres, culpables e inocentes. Me abrí paso hasta aquel ser temeroso que invadido por el pánico me ve venir hasta que mi espada se clava en su estomago. Lo apuñale repetidamente, degollándolo y despedazando su cuerpo. En aquel momento una mano toca mi hombro e inmediatamente mi espada atraviesa a la mujer que amo.-¡No! Ese no soy yo- grité desesperadamente. Aquella voz en mi cabeza, juzgándome y culpándome de los terribles hechos que se habían suscitado. Aún las escucho en mi mente pero me rehúso a creer que haya sucedido.

Al ver en el suelo, el reflejo del extasiado, trastornado sujeto que ha perpetrado todo, allí en el charco inmenso del líquido vital. ¡Yo! por supuesto que soy yo, el culpable, el victimario y asesino de todos. ¿Eso tendría que hacerme sentir mal? pues no; el merecimiento de un castigo cruel se le ha propinado a los que por undécima vez se han atrevido a pisotear mi orgullo y menospreciar mi persona, ahora, tan fríos y desagradables están muertos.

Nuevamente grito desesperadamente, aquella voz en mi cabeza se hacía más aguda y convincente. Cubrí mis oídos intentando no escuchar lo que entre mis pensamientos se susurraba, caí al suelo resignado, aceptando culpa y castigo en presencia de la misma muerte que me condenaba por mi crimen. Al ver el cuerpo frio y sin vida de Clare, me resigne a aceptar mi culpa y mi muerte; corrí frenéticamente entre llamas y los cadáveres calcinados y desmembrados que me encontraba mientras corría. Una mujer gritaba con demencia mientras halaba de sus grilletes y pedía auxilio, pero… no a mí puesto que era aparentemente el único sobreviviente aparte de ella, rogaba a “Razil” lo que me pareció algún tipo de deidad pagana.
Al salir de aquel lugar, quedé estupefacto mientras veía como las llamas devoraban aquella catedral, era algo horrible. Los aldeanos aseguraban que la muerte había llegado al pueblo y que los demonios anunciaban la guerra contra la humanidad; otros maniáticos que debieron escapar de los calabozos. Logré escabullirme sin que notaran mi presencia, pensé en el lugar al que debía ir y tras pensarlo solo pude imaginar un solo, la representación de mi hogar; aquel lugar, replica y escondrijo de una rata traicionera.

Me encamino entre las calles desoladas por el inclemente frio, casi sin percibir que mis manos y pies estaban casi entumecidos. En ese instante me encontré con un grupo de viajeros, uno de ellos estaba muy atrasado, al parecer ya cansado no podía mantener el paso y estaba aliviado por haber llegado al pueblo. Solo un objetivo me guiaba, cualquier otra cosa en mi camino era irrelevante, hasta las vidas humanas; así que tome por la espalda a ese sujeto y lo estrangule hasta su muerte, tome sus ropas y algunas de sus pertenencias para encaminarme hacia la mansión a las afueras del pueblo.

No sería bien recibido así que logre escabullirme dentro de la casa sin que me vieran, no habían guardias y casi parecía deshabitada salvo por algunas de las criadas. Entre por una ventana, camine hacia donde el fuego de chimenea alumbraba a un viejo sillón y sigilosamente fui preparado para lo peor. Al llegar note que no había nadie, de inmediato escuche el crujir de la madera y al voltear veo a la anciana que antes me había visto con recelo.

La mujer baja las escaleras lentamente y a continuación me dice: “Eres el joven de antes, sabía que había algo extraño en ti, comenzando por que fuiste invitado a quedarte en esta casa.” Quedé algo desconcertado solo la deje hablar. Luego de bajar se paro frente a mí, parte de su rostro estaba quemado, el asombro me dejo estupefacto. -Esto me lo hicieron como castigo por no haberte vigilado bien, no me lastimaron los dedos porque no podría trabajar más…- dijo fúrica. La observe atentamente y le dije: “Comprendo… pero necesito que me dejes pasar”.
Ella suspiró desalentada me miró y dijo: “Lo siento pero no puedo hacerlo, tendrás que matarme antes de que lleguen los guardias”. De inmediato me abalancé hacia ella con los ojos cerrados, no podía observar aquel acto. Miré nuevamente y antes de que pudiera decir algo dijo: “Lastima que no recuerdes o no quieras recordar a las personas de tu infancia; me enteré de que eres Alphonse, yo soy Silvia ¿me recuerdas?”. El puñal atravesó su estomago, ya tosiendo sangre y con su último aliento me dijo: “Está bien, esto es lo correcto, es lo que quería… no puedo vivir más sabiendo que contribuí con tantas atrocidades, sabiendo que te hice daño hijo mío”.

Visualice mi infancia, un pasado ya si relevancia en un presente tan caótico; sin embargo el recordar a Silvia, una de las criadas más leales de nuestra familia, me hizo suspirar con añoranza y a la vez despertó en mi rabia, debido a los giros del destino. Alguien que quise como una madre, ahora muerta por mis propias manos.
Me apresuro a subir las escaleras, rumbo a donde se supone que estaría mi tío. Al visualizar el pasillo y al final la puerta, el lugar donde se encuentra mi objetivo. El ambiente frio, la falta de iluminación salvo por los relámpagos y un olor desagradable en el ambiente cada vez alteraban mi pulso, mi subconsciente solo presentía peligro y muerte. Un guardia corrió hacia, si vacilar lo ataque cortando su garganta, su espada hirió mi brazo; ignorando la herida ataque al siguiente guardia abriendo su estomago, sus viseras se desparramaron hasta que el cuerpo finalmente se desplomó. Al entrar a la habitación me encontré con que no había nadie en la estancia, estaba solo y desconcertado.

Así llegue a este lugar, estas cuatro paredes, este techo, esta casa y lo que contiene es lo más parecido al hogar que alguna vez tuve, el hogar que se consumió entre las llamas. La nostalgia, una añoranza que jamás será lograda. Mi cuerpo se estremece ante los nervios, ante el miedo que le produce el cazador a su presa; sin embargo nadie sabe que pueda hacer una criatura acorralada, en su último instante bajo circunstancias extremas. Así me vi obligado a manchar mis manos de sangre, los cuerpos me rodean y pude haber sentido la satisfacción de haberme vengado de una vez por todas pero… no es así, el vacio en mi corazón es aún mayor pues no poseo motivos por los que deba permanecer con vida.

En el pasillo se escuchan los pasos a medio trotar de un grupo de personas; tal vez son soldados, seguramente soldados. Trabe la puerta con objetos pesados que pude ver aquí, algunas mesas y muebles, el golpeteo en la puerta y los gritos de los guardias me impacientan, no sé que esperar… si mi muerte o algún castigo peor. Me siento engañado, frustrado por no cumplir mi venganza pero no les daré el gusto de atraparme con vida.
Los gritos eufóricos de los soldados se han transformado en gritos de odio y pavor, un estruendo y el olor nauseabundo de percibí antes se hace mas fuerte e insoportable. El silencio se apodera de la habitación, del pasillo y de la casa… Ahora solo el viento, la tormenta que sacude los arboles, el golpeteo de las ramas en la casa y ahora se suma el rechinar de la madera como pasos aproximándose a la puerta. Un violento golpe hacia la puerta, los objetos se sacuden; no parece que soportaran por mucho tiempo, la puerta parece abrirse más y más a medida que los golpes son más fuertes.

Al ver en el suelo, el reflejo del extasiado, trastornado sujeto que ha perpetrado todo, allí en el charco inmenso del líquido vital. ¡Yo! por supuesto que soy yo, el culpable, el victimario y asesino de todos.

¿Eso tendría que hacerme sentir mal? pues no; el merecimiento de un castigo cruel se le ha propinado a los que por undécima vez se han atrevido a pisotear mi orgullo y menospreciar mi persona, ahora, tan fríos y desagradables están muertos. La culpa ahora solo es una lágrima en un mar de sangre derramada, mis manos maltrechas y manchadas nunca estarán limpias; sin embargo la culpa es nublada por el odio, mi alma descansaría tal vez si el regocijo de haber consumado venganza estuviese presente. Un sentimiento seco y sin sabor, es lo que está presente ¿en mi corazón? ¿En mi alma? No lo sé pero es lo que siento. Solo si pudiese consumar venganza después de la muerte, si solo pudiese vender mi alma, todo lo bueno que pueda existir en esta cascara vacía, residuo de ser humano, con gusto daría todo por la venganza.

Al abrirse una criatura, una sombra a la cual solo se puede distinguir sus ojos, tan fríos e inanimados como un cadáver pero a la vez transmiten un odio propio de un demonio. El olor a nauseabundo ahora reconocible, un hedor a putrefacción. Se acerca cada vez, tan imponente y amenazante; sin embargo no parece querer matarme, al menos ahora. No tengo otra idea más que escribir, no puedo ni siquiera mirar fijamente, mi letra es temblorosa pero… ahora que lo pienso ¿Quién leerá esto? ¿Para qué lo escribo?

La esperanza se ha desvanecido tras una jaula que me aprisiona, tras los barrotes de mi propia mente que intenta contener el horror de una realidad tan bizarra. El hombre, el ser humano como tal no está preparado para presenciar semejantes horrores, más aún cuando se está habituado a ver el mundo desde un punto de vista tan superficial. Las leyes, que nos creamos para comprender el mundo solo nos atan a un mundo de mentiras. Ahora veo que tan tonto fui, ansié poder, riqueza y prestigio bajo los ojos de un “dios” que tontería, un dios que no vive en los cielos, ni ha pisado la tierra y que solo vive en las mentes corruptas de aquellos que manipulan las masas para sus propios fines.

sábado, 3 de julio de 2010

Drunk Post #1.-

So, today I decided to get drunk. Maybe because today was such a fucking great day, that I just could not believe that it was real. So many great things happened in just one day, that it feels like a fucking dream.

First, my mother is just one step away from leaving the hospital. It´s kind of funny, because she is getting closer to the exit one step at the time. She used to be on the 4th floor, and now she is on the 2nd. The next step is on the street. Wich is fucking great, since she will be at home and away from all the others who suffer a great variety of diseases, and makes her feel depressed when she looks at them. Also is fucking great because that means that I don´t have to go and spend the whole nigth awake to take care of her. It´s not like I don´t want to, but it´s a great relief.

Second, those arrogant bastards of Brazil lost the game against Holland on the FIFA World Cup tournament. That makes me happy. That is a dream come true. To see the mindfucks brazilian players crying after loosing the game just a step away from the semi-finals, it´s an acomplishment on my life. To see the sad faces on all the venezuelan cock suckers who support the brazilian players just because they are supposed to be the best, makes me incredibly happy.

Third, I received a proposal from someone, that I never belived that would propose such thing. I always thougth that it would be harder to get an oportunity of reaching such accomplishment. But I got it, whitout even asking for it, for free. As a gift for birthday. Withouth pain nor sorrow.

What a fucking great day I had. Maybe that´s the main reason for getting drunk. Because having such a lucky day, it`s almost unimaginable on this stinking common shared reality that it´s called life. It reminds me that life it´s worthless, for dust we are, and dust we shall become.-