sábado, 23 de febrero de 2013

Paisaje Corruptible





El cielo era turbio, las nubes oscuras como el hollín eclipsaban el sol que languidecía y se cobijaba tras ellas. El paisaje reflejaba tal esplendor, una majestuosidad que eclipsaría cualquier logro del hombre y hasta su propia existencia. Un verde que se extendía por todo el territorio hasta el horizonte inalcanzable para la vista pero para toda imaginación poética… aquello significaba la infinita voluptuosidad de la naturaleza. Por un instante alguien podría sentirse dios al admirar tal perfección, lejos de la mano del hombre, sin tecnología sofisticada, sin contaminación, sin violencia, sin ajetreo… solo paz, un rezo de silencio. Solo eso podía justificaba esa aventura, sin embargo sentía que podía ver la mancha en el lienzo, la imperfección, la decadencia…  Así lo veía Sade perdida en pensamientos.

Acordó verse con dos amigos en el terminal para luego dirigirse hacia el pueblo a comprar algunas provisiones. El pueblo no era el lugar más vistoso ni mucho menos colorido, era un sitio con un ambiente lúgubre y desesperanzador. Sade buscaba capturar cada lugar, desde la fachada de una casa en la que se encontraba una anciana curiosa observándola a través de la ventana hasta el callejón donde estaba un perro sarnoso hurgando la basura y que le gruñía ferozmente. Notó que muchas personas llevaban consigo velas, las compraban, las encendían y las colocaban en algún pequeño altar donde rezaban. Pensaba en escribir algo acerca de ese lugar tan misterioso o tal vez dibujar algún paisaje –ya habrá tiempo para eso- pensó.

Sade caminó por las calles hasta llegar al mercado del pueblo, era la concentración misma de la miseria. La basura abundaba en el suelo donde los animales entre ratas, perros, gatos y hasta cerdos comían de ella, era la zona más antigua y pobre de la localidad donde los campesinos llevaban sus mercancías. El ambiente se había tornado pesado, producto del poco espacio para caminar, las personas se apretujaban unas a otras abriéndose paso pues pocas eran las que compraban y muchas las que robaban. Sade se abrió paso difícilmente entre la multitud. Tropezó con una anciana que atendía un puesto de artesanía. La anciana la estudia con la mirada, la observa con un semblante tétrico, apenas Sade se dio vuelta le dio rápidamente lo que parecía ser una pelota pero al verla detenidamente se dio cuenta que era un limón con varios alfileres negros incrustados en él. En aquel momento sintió un ligero mareo quizás producto de la falta de oxigeno pero no era un simple mareo, pues todo a su alrededor comenzaba a distorsionarse y a adquirir características casi deformes, las personas sobre todo, sus caras y en específico la de la anciana se había tornado malévola y de un aspecto casi irreal. Intentó disculparse con la señora pero luego de frotarse los ojos y ver nuevamente ya no se encontraba, observó atentamente aquel pequeño presente que le había dejado la anciana y lo arrojó a la basura que representaba aquel sitio con un asco indescriptible.

Se recostó en el banco de la plaza ya en un sitio más tranquilo para recobrar el aire y aminorar aquel sentimiento de inquietud, el miedo casi instintivo que había sentido unos minutos atrás.  Había esperado más de una hora y no había señales de ellos, de pronto escuchó un silbido, miró de reojo y se levantó rápidamente y comenzó a caminar. Al sentir una palmada en el hombro se dio vuelta repentinamente lanzando un puñetazo a quien sea que la estuviese acosando.  Resultó ser Daniel que intentó jugarle una broma pesada, estaba tapando su rostro mientras se quejaba del dolor. Caminaron mientras conversaban y reían sobre lo que había sucedido, y también sobre el viaje. Continuaron por calles del pueblo, pidiendo indicaciones, no era un pueblo muy grande pero si un territorio gigantesco; Había haciendas dispersas por toda la región y algunas tan recónditas que podía tomar unas seis horas llegar a ellas. Comenzó a oscurecer y las personas caminaban frenéticamente, como si actuaran movidos por el pánico pero con tal orden que parecía algo ya ensayado durante años.

Habían llegado a la pequeña y polvorienta casa, el frio era insoportable y solo había unas mantas antiquísimas con que arroparse. Las maletas de David estaban en el pasillo pero no había señales de que estuviese en casa. Entraron y observaron el aspecto deplorable en el que se encontraba, enseguida sintieron un aire de pesadez en el ambiente que hacía helar la sangre y crispaba inmediatamente los nervios. No habían muchos muebles ni decoraciones, solo algunas sillas, un mueble polvoriento y algunas pinturas; además las cortinas estaban amarillas, algunos artefactos eran muy antiguos que no cabía duda de que no funcionaban a excepción de aquel reloj de péndulo que estaba en la sala. Ya caía la noche cuando se comenzaban a preguntar qué había sucedido con David quien había acordado encontrarse con ellos después. Y con un hasta luego, Daniel salió en su búsqueda y prometió volver pronto.

Sade se había quedado sola, no le atemorizaba estarlo, es más, el silencio le brindaba la oportunidad de leer un buen libro. Intentó encender las luces pero había alguna falla eléctrica así que como último recurso procuró dormir para recuperar las energías gastadas tras el largo viaje en autobús. Se arrodilló para desbrochar sus botas, sus pies la estaban matando desde hace rato, solo quería echarse en la cama y descansar. El piso estaba helado así que caminó de puntillas como una bailarina de ballet pero sin gracia claro, eso es lo que pasaba por su mente en aquel momento.  Luego se dejó caer sobre la cama y se enrolló entre las sabanas. Pensó un momento en lo que estaba por venir, soltó una risa mientras se imaginaba a los tres haciendo el ridículo por efectos del alcohol, la resaca sería un inconveniente pero no era nada para lo que iban a disfrutar.

No tuvo mucho tiempo para pensar, solo unos pocos minutos fueron suficientes para que cayese rendida producto de la fatiga. Viajó entre sueños algo extraños, observó un perro o tal vez una hiena que se acercaba a mordisquear su carne y en ese momento su cabeza se rompía, no, se dividía caleidoscópicamente en dos mitades y mientras la sangre brotaba aún de ellas gruñía, se mofaba y consumían su carne lentamente mientras aún estaba viva. Un aire subió por su estomago hasta su pecho, se sacudió como intentándose liberarse de alguna atadura hasta caer de la cama. Recobró el conocimiento algo adolorida, se había percatado de que estaba en el suelo, se golpeó ligeramente la cabeza, estaba sudada y había perdido la noción del tiempo. Al levantarse, se percató de que había dormido un par de horas, se levantó del suelo y se echó en la cama nuevamente. No quería saber nada de fiestas, alcohol ni algún otro vicio al menos por ese momento. Se quedó pensando, observando el techo, ya estaba impaciente, aquel par de imbéciles se habían ido de farra sin ella o tal vez les había ocurrido algo malo pero dios no era tan misericordioso como para reprenderles de una manera irónica como se acostumbra ver en algunas series, películas y hasta en la vida real.

La luz volvió repentinamente y la bombilla que colgaba del techo iluminó completamente la habitación mientras se balanceaba siguiendo el ritmo entonado por el viento. Allí las sombras danzaban y se escabullían entre los muros y los muebles. Entonces, Sade cegada por aquel fulgor casi espectral caminó hasta el umbral de la puerta. Escuchó unos pasos en el pasillo y se aproximo a revisar si habían vuelto por fin sus compañeros. Al estar en el pasillo principal observó la cantidad de cuadros antiguos, algunos tan polvorientos y deteriorados por el transcurrir del tiempo que si, quizás, se atreviese a tocarlos se estropearían en el acto. Cada uno era un retrato de alguien que quizás había vivido en esa casa, unos de los cuadros atrajo su atención. Un retrato de un par de niños, gemelos sin duda, que se encontraban uno junto a otro y lo más curioso era esa forma deteriorada en medio de cada uno de ellos, parecía haberse quemado pero solo en esa parte; daba una extraña sensación al observarlo.

Sade comenzó a sentir una urgida necesidad de fumar un cigarrillo, buscó su bolso que estaba en la mesa junto a la puerta y al hurgar en él se encontró algo muy extraño, un objeto redondo como una simple pelota. Se preguntó en donde había encontrado eso porque no recordaba llevar algo como eso consigo. En ese instante, mientras pensaba las luces comenzaron a parpadear repentinamente y entonces vislumbró por un momento una figura que se acercaba hacia ella, la luces se fueron repentinamente y un escalofrió corrió por su espalda subiendo hasta su cuello. Respiró profundamente mientras estaba petrificada del susto, las luces se encendieron repentinamente y observó claramente el rostro cubierto de una persona frente a ella.Era un hombre, con el rostro cubierto, muy abrigado y con un aire de misterio tal vez sobrenatural. En ese momento toda su atención se enfocaba en esa imagen frente a ella, sus latidos se aceleraron y su respiración se hizo cada vez más agitada. Sus nervios se descontrolaban más a cada segundo, por un momento sintió que moriría de un infarto pero en ese momento lo más importante era estar lejos de esa figura fantasmal que se aproximaba a ella. Todo el entorno adquirió un tono grisáceo que de momentos se tornaba difuso, todo palidecía frente a tal imagen espectral. ¡Aléjate de mí! –Gritó ella-. No te me acerques más maldito demonio ¡que alguien me ayude! –Continuo  mientras retrocedía torpemente-.

Ese hombre desconocido tumbó a Sade contra el suelo bruscamente, mientras sostenía sus brazos comenzó a olerla y lamerla, la deseaba enormemente. Un deseo insano, más que eso era una cochina ambición de poseerla. Estuvo algunos minutos encima de ella como esperando algo, solo se limitaba deslizar sus manos por el cuerpo de ella. Era tan desesperante, que deseaba que pronto ocurriese algo, que finalmente alguien la encontrase y que Daniel la sacase de ese aprieto. Se aferro a las fibras de aquella alfombra, tanteaba desesperadamente en busca de algo con que defenderse pero al final solo se resignó. Sus piernas se abrieron y dejó de forcejear, su temor a ser lastimada sumado al fatídico sentimiento de resignación hicieron de ella un cuerpo inerte sobre el suelo. Lo único que podía ver a lo lejos a través de esa mirada perdida era la luna, tan inmensa que quizás pudiese escuchar sus gritos. Solo observó aquella “pelota” que rodaba hasta ella, a una distancia en la que podía distinguir lo que era exactamente, un limón incrustado de muchos alfileres, todos negros.









-          Ha llegado un grupo de agricultores y trabajadores de la zona, han quedado sorprendidas por lo que ha sucedido en esta casa. Parece algo extraño ¿no? Un simple caso de intento de violación por parte de un par de chicos y una joven que en defensa propia ha matado a su agresor aunque todavía no ha identificado el cuerpo.
-          Se le ha interrogado brevemente sin obtener muchos resultados, la historia es algo confusa, no hay pruebas ya que la casa se ha incendiado por completo y simplemente no nos podemos basar en simples rumores sin sentido.
-          ¿A qué rumores se refiere?
-          Lea por usted mismo lo que se ha publicado en el periódico local, es algo propio de poblados como este, siempre mantienen una postura algo supersticiosa y la prensa siempre buscará sacar provecho de ello.
-          Veamos…
-          “Un final digno de un infierno,  misterioso suceso cobra una víctima en la mansión de la finca Victoria la cual está ubicada a unos 50 km  de del pueblo.  Pese a lo retirada que estaba pocas personas pidieron dar datos concisos acerca del suceso y las personas de la localidad se niegan a dar testimonio al respecto. La policía atribuye este hecho a un intento de violación por parte de un joven cuya identidad todavía se desconoce, la joven Sade Palacios de 19 años de edad ha quedado en estado de shock y no ha rendido declaraciones a la policía. Se espera que en las próximas 24 horas se le interrogue al respecto para obtener información acerca del espelúznate hecho. “
-          Vaya, no le encuentro nada fuera de lo común… El título está algo exagerado pero el artículo como tal no me parece algo del otro mundo.
-          He escuchado acerca de rumores no muy agradables acerca de esa casa y del pueblo aunque son algo vagos e irreales…
-          No me vengas con cuentos fantásticos, leyendas y mitos provenientes de un pueblo tan retirado de la civilización como este. La gente acá solo le falta adorar a la luna, el sol, la lluvia y las estrellas… Apresurémonos a interrogar a la joven para así llenar el reporte. Ya quiero salir de este lugar lo más pronto posible.
-          ¿Es ella? Está muy serena, quizás haya quedado en estado de shock
-          No ha dicho ni una palabra desde que la encontraron ensangrentada caminando hacia el pueblo
-          Quizás deberíamos interrogarla o simplemente dejar que la vea algún psicólogo… No sé porque pero hay algo en su expresión que me inquieta. Se me eriza la piel de solo pensarlo.
-          Quizás solo piensa mucho en lo sucedido, teniendo en cuenta por lo que ha pasado sin duda es un hecho escalofriante.
-          Quizás solo sea mi imaginación –musito mientras observaba esa expresión casi imperceptible en el rostro de la joven-.
-          Por cierto, encontraron en la escena del crimen, muy cerca del cadáver un limón con varios alfileres negros.
-          ¿Qué clase de cosa es esa? ¿Se tratará de brujería?
-          No lo sé pero dicen que en su casa no encendieron velas…


Adicción



Te quedas abrazado al desprecio, 
adicción punzo cortante en los brazos, 
ahora solo permíteme revelarte ante un soplo de realidad 
pues inhalaré la perfección de un estadio semiconsciente. 

¿Me pides sonreír? 
Hoy no quiero ver detrás de mis pupilas, 
no dentro de mi, ni fuera de mi...
¿Ni dentro de ti?

Hoy quiero aniquilar el silencio, 
borrar tus labios con suavidad casi demencial,
la obsesiva piedad de dibujar tus bordes en la muerte,
Hoy solo quiero tachar cuan rostro sonría, 

Quiero crear un cielo, 
Quiero crear un lienzo, 
Quiero pintarte con cuanta vida salga de tu cuerpo,
Quiero eliminar tanto el si como el no, 
el bien y el mal y toda oposición de contrarios,
Quiero que seas la mentira que me engaña, 
la verdad que se esconde, 
la sonrisa que colapsa,
Solo quiero que seas el hecho tangible 
de tu propia corrupción.


domingo, 17 de febrero de 2013

Noche sin sombras


Como un lobo furtivo,
Asecho la ausencia,
Ojos que se extravían en el viento,
Esencia inerte de calma,

Noche sin sombras,
Noche sin luna ni astros,
Noche sin noche,
Cualquier noche, incluso esta,
Madrugada empañada,

Aquí estoy,
Como una sombra que se escabulle por el suelo,
Trovador que danza solo para ser pisado,
No hay colores ni saberes solo decepciones,

Aquí estoy,
Estoy de pie en un pantano de excremento,
¿Por qué maquillar esta definición?
Una verdad sutil se convierte en mentira frente a la ignorancia,
Así la mierda seguirá siendo mierda 
y los pantanos solo son tumbas para los ineptos,

Sombras que son siluetas,
Tumulto de humanidades carentes,
Marejadas de susurros que no musitan,
Negro líquido que se escurre como la sangre ignorada,
Pisadas que no atrevo a imitar,
Transeúntes que si he de pisar,
Si, ese es tu lema…

Camino junto a las filas militantes de la codicia y la ceguera,
Pero rehuyo  sus pisadas,
Huellas de síntomas, plagadas...
Esternón, jaula desprovista de fonación latente,

Frío sabor a lejanía,
Desde la muerte hasta donde está la vida,
Aquellos que te dejan por voluntad,
Quienes no los dejaron ser ni estar, 
Forman parte siempre de la esencia lunar.