Tú, mujer...
Que hacerte
versos deseo con cada respiro
que se
pierde en este destierro,
Maldita la
distancia que disfruta del goce de unas
letras que desearían
dormir en tu oído,
con la
suavidad de unas manos que anhelan
tocar las
notas en aquel chelo,
sacar de tu
alma las melodías más profundas
de unas
gargantas sin aire,
de unos
pechos cálidos,
de un éxtasis
de humedad.
Cada labio,
silente al instinto en su acecho,
quieren librarse
de aquellas esposas que
le sujetan
de lo animal,
presa somos
de nuestra naturaleza,
ya que entre
morbos una hoja se humedece,
y nosotros aquí…
ansiosos de una
nueva historia.
Al
amanecer de cada día,
cuerpos juntos,
seremos el
alba de una nueva vida,
contemplando
el fin de una pesadilla,
porque
atados somos a las manos de un morbo
que ha
aprendido a amar a ciegas,
ya que al final de este camino...
seremos pureza
y pecado,
seremos calma y
pasión,
seremos el fin
de viejas canciones nuestras.