miércoles, 29 de julio de 2015

VELADA

 
Un recuerdo de Bukowski, 
labios colmados de ron, 
labios embriagados con su nombre, 
simulo a Fante y su amada noche, 
ese instante donde el corazón 
se tiñe de bodas,
esperando a la desdicha, 
o un zapato de Freud 
que aplaste y esparza aquella virtud 
del hombre y la naturaleza… 
Aquel lienzo blanco forrado 
del más puro amor 
que el instinto puede dar. 

Ese segundo que revela intenciones, 
ese segundo… 
Que a merced del cielo y su cuerpo 
renuncia al silencio 
“porque un cigarro a veces es un cigarro” 
o no más que un lamento cotidiano.

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