Es el momento,
en el que solo esperas la lluvia,
que se caiga el cielo
y fusile la tierra,
mansa y resquebrajada,
nuestra piel,
que haga de nosotros los más permeables
a los sentidos,
a lo mágico,
que dilate la tierra y nuestro poros...
hoy no quedará ni un recoveco
inmerso de sed ni hastío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario