Vida mía, cuatro paredes pintadas.
Paisaje hermoso que bajo manos estas,
Néctar de mi alma, última gota derramada,
Sin nada que perder, la verdad has de conocer.
Recuerdos llegan de aquel resurgir
Para aquello que dio un respiro
En mi alma fue suspiro
Y al destino un susurro,
Una mentira disfrazada de esperanza,
Un error sepultando mi desgracia
Un beso marcando mi camino,
Una mirada fijando mi destino.
Ahora que mis ojos contemplan sombras
Y luz a mis espaldas olvido
Mi pasado saludo ante mis pies
De nuevo al palacio de los perdidos.
Frio aliento en mi cuello percibo
Helido abrazo de aquello que odie
Mi sed volcado en sus propios perjuicios
Acepta el rechazo de aquello que una vez ame.
Sentado en mi trono, con mi corona de ideas,
Con mi alma entre manos
Desangrando su destino
Obligando al infierno sumergir
Disfrutando del sufrir, rio de sus llantos,
Crucificando el tiempo ante sus ojos,
y en desilusiones alimentado hasta morir.
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