miércoles, 24 de agosto de 2011

Un juego de vida y un fin de mal gusto

Continuación de: http://laoscuraluzdelamente.blogspot.com/2011/07/un-juego-de-vida-y-una-broma-de-mal.html






Al salir escuche su grito horrible y ensordecedor, no creo que alguien la soportase como esposa. Me mezcle entre las personas, unos paramédicos me detuvieron y me llevaron a su unidad. No pude colarme y escapar pero en medio de la confusión pude evitar llamar mucho la atención. Al entrar en la ambulancia escuché decir que la prensa quería hacerme algunas preguntas...

Cuidaba de mi uno de los paramédicos, el otro salió un momento para dar explicaciones al resto de las personas, entre ellos los reporteros. Me hice el inconsciente por unos minutos, pensé en sorprenderlo en algún memento. El paramédico me tomó el pulso y rápidamente procedió a darme oxígeno (no boca a boca claro). Desperté algo “exaltado”, preguntando por lo que había sucedido, el joven intentó calmarme y me sugirió que permaneciese recostado. “Fue horrible, los gritos, el fuego y el pánico” le dije con voz exaltada. Busco algo para calmarme y al fijarse en mi quedó estupefacto mientras observaba como lo apuntaba con un arma. “n,no,no, no me dis, dispare” dijo mientras le temblaban las piernas (rayos tartamudeaba ridículamente mientras casi se hacían en sus pantalones). Lo golpee en la cabeza y me propuse a cambiar ropas con él, algo que no me agradaba pero era la única forma de burlar a la multitud afanada por entrevistarme. El segundo paramédico entro quejándose por el alboroto y la muchedumbre incordiada por el suceso. “Maldición, soy paramédico no guardia de seguridad… ¿es que nadie acá mantiene el orden público? Mascullo mientras se sentaba y pasaba la mano por su cabeza. Luego continuó “¿Cómo está el paciente? No parecía nada grave…”. “Claro, todo está bien no te preocupes, estoy perfectamente… gracias “Le respondí mientras lo golpeaba con el arma. Estaba algo nervioso puesto que no sabía con certeza que debía hacer en ese momento, así que simplemente tome una jeringa y le inyecte una dosis de lo que parecía ser un sedante. Por el momento era lo que menos importaba así que le garantice el sueño a cada uno y me propuse a salir. Luego de cambiar ropas con unos de los paramédicos salte de la ambulancia, las personas me vieron salir y me bombardearon con preguntas sobre el que era el único sobreviviente de esa catástrofe (decir la verdad no es una opción ¿no es así?).

Caminé entre la multitud, evadí las preguntas y las personas tanto como pude, estaba todavía exaltado y muy excitado debido a la adrenalina que se disparaba por todo mi cuerpo. Me dispuse a caminar hasta la avenida principal para tomar un taxi que me llevara hacia la casa de mi ingrato mejor amigo. Sí, el maldito ingrato y su amada, claro mi ex novia (zorra). Escuche pasos detrás de mí y un leve susurro, era algo que se escuchaba a pesar del ruido y las demás voces a mi alrededor. Todo perdió el sentido, como si todo aquello no existiese y nuevamente aquel susurro se deslizo por mi cuello hasta mi oído ordenando que volteara. Al dar un vistazo hacia atrás observe a un hombre de traje que me señalaba, su sombra parecía perseguirme pero al volver a dar un vistazo ya no estaba ¿Había sido mi imaginación?

Algo nervioso por lo anterior estire la mano para detener a algún taxi, no tarde mucho tiempo, solo algunos minutos. Súbitamente bajo una persona, estaba apresurada y se tambaleaba hasta casi desmallarse, le arrojó el dinero por la ventana al chofer y corrió entre la multitud. Pregunté al chofer sobre la dirección y estuvo dispuesto a llevarme por un Mónico precio (elevado por cierto). Debido al accidente la calle no estaba siendo transitada, se las había ingeniado para entrar entre todas las alcabalas. Dispuesto a pagar me subí al taxi, estaba sentado alado de lo que parecía una mancha de vómito, parecía algo reciente aunque al parecer habían intentado limpiarla, pese a que intentaba no acercarme a él no pude evitar sentarme encima de una goma de mascar pegada en los descocidos asientos del hediondo taxi. Había un olor más repugnante que el vómito y provenía del conductor, con solo una franelilla evidencie para mi desgracia la cantidad de vello en sus brazos y hasta en su cuello; no pude evitar compararlo con algún tipo de alienígena desagradable (chewacca) o una bestia como el jeti.

El chofer era uno de esos tipos irritantes, de mediana edad, gordo y malhablado. Sintonizaba la radio mientras se quejaba y maldecía a los demás conductores por la ventana, algo verdaderamente molesto... debería estrellarse e incinerarse junto al auto pero después de que me baje claro.
Cruce algunas palabras con el infeliz que además de ser irritante era un maldito inmigrante.
Oiga señor, disculpe ¿Podría bajarle a la radio?
¿Cómo dijo?
¡Coño! que si podría ser tan amable de bajarle al volumen de la radio...
Disculpe pero no lo escucho y si tiene algún problema bájese que igual le cobraré la misma tarifa.
Es un mal nacido ¿alguna vez se lo han dicho?
Sí, soy bien parecido ¿es usted gay? porque yo no bateo para ese equipo.

Ya me había sacado de quicio aquel escándalo, sumado a sus improperios dirigidos a los demás conductores y su voz altanera al dirigirse a mí. A pesar de que ya en este mundo ya nada me sorprendía, al ver una persona tan irritante me hacía reflexionar (¿Hay alguien peor?), claro es una pregunta tonta. La decadencia va de la mano con el desarrollo de la humanidad y así mismo la estupidez puede llegar a niveles inimaginables. Me pregunto si el alma existe y si tiene algún valor, si es así nuestra existencia vale tan poco que difícilmente creo que algún Dios o demonio quiera disputarse nuestra esencia; es más pienso que entre más cucarachas infestan este planeta más deplorable somos.

Todavía tenía conmigo el traje, busque la corbata y sujetándola fuertemente con mis dos manos la pasé por el su cuello; jalé con todas mis fuerzas pero al hacerlo aquel desgraciado quitó sus manos del volante y el auto se salió de control completamente. Por suerte no íbamos a mucha velocidad y nos detuvimos al colisionar con un automóvil después de pasarnos una señal de alto. Salí rápidamente del auto, el conductor del taxi esta aún aturdido por el golpe, al parecer el auto no llevaba bolsa que amortiguase el impacto. Pasé la calle como si nada, un grupo de personas miraba asombrada el accidente y sin duda me les sorprendía la forma tan campante con la que me alejaba de la escena. Algo interrumpió el asombro, los gritos eran cada vez más espantosos, aquello se había transformado en pánico y, a continuación un enorme camión se llevó por delante a los dos vehículos.
Cuando ya había llegado a mi destino imagine lo que le diría o ¿tal vez lo que les haría?

Cuando esperas tan poco de la humanidad ya nada te sorprende, solamente como había dicho antes el nivel de estupidez es el único que puede sobrepasar los límites de mi imaginación. No puedes esperar que un político no sea corrupto ni decir que es el peor de todos porque siempre habrá algún otro y así mismo como hay algún canalla siempre habrá un degenerado, perverso, sádico, mentiroso y falto de moral (La moral solo por comparación con los dogmas sociales más corrientes). Ahora para no llamarse “Mierda” a todos los seres humanos ahora se busca ¿categorizarlos? Rayos es la misma mierda (valga la redundancia y la ironía). Es como decir ¿Quién apesta más? O ¿Quién es más marrón?
Estaba en el aquel edificio, se alzaba por encima de los demás, era demasiado llamativo y simbolizaba el ego de sus residentes. Al llegar frente recordé que solía guardar una llave en un jarrón junto a la puerta, claro el reto era sacarla sin pincharse el dedo con el cactus. Al abrir la puerta encontré un desorden en la sala, platos sucios y algo de comida en la cocina.
Al ver en la habitación observe atónito lo que hacían, estaban teniendo sexos del mas depravado. Pensé que tenía fantasías alocadas pero aquello me había hecho ver como todo un santo, por primera vez me sentí inocente puesto que no había hacho nada de aquello que estaban frente a mis ojos. Observé un momento detrás de la puerta, habían dos hombres follando a una mujer en la cama, de todas las posiciones inimaginables, cuando del baño sale un tercero (rayos ya aquello era una orgía). La mujer era… nada menos que ¿Ella? Estaba estupefacto y desilusionado, ahora pensaba con más afán las maneras como acabaría con sus malditas existencias. Mordí mis uñas hasta que mis dedos sangraron y deseé golpear mi cabeza contra el muro hasta que mi cabeza estallase como una piñata de sesos. Me imaginé correr en círculo en taparrabos llorando pidiendo clemencia a algún dios, pidiendo que llueva mejor aún que todo se derrumbase frente a mis ojos y acabe en la más excitante calamidad.

No quería suicidarme pero deseaba matarlos a todos, tomé una silla que estaba en el comedor, me detuve frente a la puerta, tomé aire y corrí para derribarla (por un momento me sentí como en la película 300). Aventé la silla para golpear a uno de ellos sin resultado, giré la silla dando vueltas en busca de mi objetivo hasta acabar mareado; la silla acabó despedida al rostro de uno de los imbéciles. Las náuseas eran insoportables y acabé vomitando al sujeto frente a mí, el otro intentó golpearme (y lo hizo) hasta tirarme al suelo. Caí sobre una sustancia viscosa (imagine de inmediato lo que era), volvieron las náuseas pero tuve que rodar por el suelo para esquivar otro golpe. Como en una película de Jackie chan pero con un sujeto torpe (ese soy yo) contra un grupo de fortachones desnudos meneando sus cosas (no me culpen, suena gay pero fue así). Me sentí indignado por todo aquello, había llegado al límite y quise acabar con todo aquello (por favor no malinterpretar). Desenvainé mi pistola y los sorprendí con su imponente tamaño, tan fuerte y mortal (¿vieron que si lo malinterpretan?). Apunté a uno de ellos el sujeto se echó para atrás asustado y fue entonces cuando otro quiso pasarse de listo y caminar hacia mí. Intenté disparar pero el arma se engatilló, “¡mierda esto siempre me pasa a mí!” grité mientras intentaba acomodar la pistola. De pronto un fuerte ruido, el arma se había detonado y había logrado darle en el blanco; bueno ciertamente le acerté pero con una puntería que hasta a mí me había dolido. Sus partes nobles salieron despedidas por los aires hasta la otra esquina de la habitación, quedé estupefacto como el resto de los desnudos imbéciles que salían por la puerta gritando como locos. Le quité la mordaza a mi ex chica para darme cuenta de que la habían estado violando, había sido engañada por un desgraciado de mi mis calaña, qué irónico… el mismo mal nacido que se encontraba en el baño masturbándose mientras escuchaba todo, claro hasta el pleito y el disparo creo que en ese momento estaría defecándose (por suerte estaba en el baño). Me detuve frente a él y observe fijamente, era un manojo de nervios, estaba atormentada víctima del pánico. Obviamente sabía que de allí no salía vivo así que simplemente le propuse jugar la ruleta.
“Vamos Charlie, juguemos a la ruleta, es solo un juego, en el que te juegas la vida pero si se engatilla el arma de nuevo te dejaré vivir” le dije con un leve acento burlesco. Sabía que moriría y, en efecto sus sesos se desparramaron por toda la porcelana.

Pase frente a la desdichada mujer que me había llevado hasta ese lugar, la miré fijamente mientras encendía un cigarrillo y le dije “Vivirás con tu indignación y desgracia” y me apresuré a salir del edificio lo más rápido que pude. Sabía que no saldría impune de todo aquello así que solo me preocupe en fumar mi cigarro y reírme de todo lo que había pasado. Me dispuse a cruzar la calle mientras la policía acordonaba el lugar, fue entonces cuando esa luz se aproximó a mí, para mí fue el fin.

Ya eran las 9:00 p.m. cuando me dispuse a salir, había un gran alboroto frente al departamento y me sentía muy incómodo con todo aquello. El ruido, las constantes miradas y la presencia de esos seres indignantes. Mi cabeza daba vueltas, las presión en mi pecho era demasiado fuerte y, cuando miré a mis espaldas estaba esa figura aterradora tras de mí. Encendí un cigarrillo y me tomé una píldora para lograr mantenerme en pie; ya habían sido tres días desde la última vez que logré dormir. Observé la calle repleta de gente y tropezando una y otra vez con cada mísero rostro burlesco, mísero y patético solo quise llegar al otro lado. Nuevamente la sombra que me asechaba se aproximaba furtivamente para inmortalizar mis miedos, lo vi extender su mano y al voltear observé la luz.

Fui arrollado por el tren del destino, parecía ir a miles de kilómetros y no lo vi venir. Mi cuerpo desparramo y se hizo nada... Solo una mancha en el suelo, los rieles y el mismo tren que pronto desaparecería. No quedo ni para que los cuervos y demás carroñeros devorasen mi cuerpo; nada para que se me diera un entierro digno. Rayos en el limbo hay almas que aclaman justicia, o que al menos quieren descansar en paz en una tumba como otros pero... ¿qué hay de mí? una mancha que se extiende por kilómetros...
Entonces ¿Dónde diablos estoy? ¿En el limbo? no me digas que estaré junto a almas errantes por toda la eternidad y bla, bla, bla. Suena realmente aburrido, regocijarme en el cielo en la "paz eterna" suena tan falso como una cura para el sida. Debería buscar encontrarme con satanás y hacer algún pacto. Ese bastardo debe ser ingenioso así que debo pensar un buen deseo... ¿qué tal volver a la vida? no, podría devolverme en estado vegetal. ¿Qué tal putas infernales? no, creo que podría sodomizarme por toda la eternidad... el dinero no serviría de nada acá. Quizás pagar mi deuda, es decir, mi deseo de otra manera servirá. Claro, no hablo de algo que ponga en duda mi virilidad, no quiero perder lo poco que me queda de dignidad aún después de la muerte. Es bien sabido que el rey de los infiernos goza de todos los placeres y entre más depravados sean es mucho mejor para él. Eso me hace pensar que no es el tipo rudo que todos dicen, pero será mejor que no saque conclusiones apresuradas, conociendo mi miserable suerte... (Silencio incomodo). En fin, podría ser su testaferro, conseguirle almas y además sacar algo de partido de todo el asunto.

En realidad no fue un tren pero así lo sentí... si te dicen que después de muerto no sientes dolor te están mintiendo. Lo último que recuerdo fue una luz, una brillante, se hacía cada vez más fuerte y cercana que perdía la noción del tiempo. ¿Yo me aproximaba? no, la luz parecía aproximarse a mí envolviéndome y arrollándome. No, no era la puerta hacia el limbo ni mucho menos hacía el cielo, era un enorme auto que me arrollaba y me mandaba a este maldito lugar. Sin embargo recuerdo algo extraño... una persona, alguien que me indujo a cruzar la calle...

Pufff, Swinnnnnnnnnnnn! (Sonido de guadaña)

He aquí mi final, no pensé que llegara tan rápido... Esperen un momento, ¡tú!


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