jueves, 17 de mayo de 2012

Desnudo paisaje que encubres





Alcancé las nubes de un paisaje mortal,
Inmensidad estas manos alcanzaron,
De donde los sueños arribaron,
Se dibuja de principio a final, 

Nubarrones de oro entretejidos,
Jugaron póker con el viento,
Dejando al azar nuestro contento,
Con afán nos ciegan decididos, 

Caen donde yacen erguidas tus cumbres,
Nublan con lucidez y esperanza
En el cielo comprende tu elegancia,
Desnudas el misterio que encubres, 

Viaje a tus labios formando tempestades,
Esa noche dos luceros me observaron,
Añorando caer a la tierra estelares,
Hacer de ella un infierno desearon,
  
Mis manos blandieron el sol entre sus dedos,
Celosa luna limitada a observarnos,
Ansiosa en su reflejo muestra sus destellos,
Que desborda a creces ambiguos deseos, 

Viva luz turquesa,
Aurora descubierta,
Desnuda y flamante,
Se muestras sedienta,

Solo soy dueño de la mitad de mi elocuencia,
Pues se va desintegrando con inteligencia,
Debo reconocer que cabe un viceversa, 
Motivo que transgrede mi esencia,
Testigos nobles de toda insolencia,

De rogar a gritos tú diáfana presencia, 
Presencia tenue que resalta tu ausencia
Ausencia infinita que prevalece con imprudencia,
Imprudencia salvaje que atenúa mi conciencia. 

En un paisaje solo evidencia,
Una diosa, excelsa eminencia,
De no admirar sería una insolencia,
Indigno siquiera de mínima clemencia.

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