Pequeña
ventana que asoma lo imprevisto, se retrata ella en el rectangular de
aquel umbral, la puerta que encierra tus palabras y en la mutez de tu expresión
intranquila... el silencio muestra el vació y tus gestos demuestran
descontento. Tus labios se mueven frenéticamente como queriendo besar la razón
y como si no bastara con eso tus ojos, tu mirada levemente perturbada
que insinúa un vuelo fuera del encierro de las letras. No puedo
escuchar pero desde el laberíntico camino que representa mi mirada
perdida y mi conciencia distraída, puedo respirar tu voz y observar tu
libertad. Así cruzo la puerta sin abrir, ni entrar, ni salir y entonces me
arrojo para crearte, renovarte, besarte e implantarme como una
pequeña célula de pasión en tu imaginación.
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