Y en la noche...
El frío susurro que atormenta, a veces grita, vomita o
vocifera,
El spleen en el aire es un veneno cáduco,
No morir tras la ingestión de la cólera y languidecer bajo
la resignación y el desamparo,
Y basta con decir que lamentarse es desangrar los segundos
de un reloj sin minutero…
Y cada segundo de cada semana, de cada mes y por todos los
años…
¿A quién le importa la exactitud del tiempo? Siempre estoy a
destiempo…
He pensado que estoy al borde, no cerca de precipicios ni
lejos de la vida...
Solo al borde de colores, de contornos, entre pixeles, disperso
entre los átomos.
Tomando formas o dejando de ser, para estar en un todo sin
ser nada.
Las noches son calmas, rememoran los pasos por las mismas
calles, a las mismas horas,
Transgredo los límites de mi universo, dibujando cuadrados
dentro de círculos,
Redescubrimos nuestras soledades acompañados... No con la
misma gente...
Los ángulos del orden ¿para el hombre, por el hombre?
Me pierdo de vista, el sol en un día cualquiera sugiere que
abra los ojos,
Continúo ciego y a veces solo pretendo serlo,
Me aflige la apatía como un peso que me desprende de la vida
Quiero dejar todo y salir de mi mismo
Buscando otros pasos, calzando la vida aunque me quede corta
Pero es así... son pequeños momentos de extravío…
Y recuerdo que
tanto un grano de arena
como una roca
se
hunden igualmente
en el ancho
mar.
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