Ahora todo está en blanco, dispongo mi mente al vacío, veo el blanco a través de mi propio pudor. Color equidistante, el gris solo es mi contorno, no albergo un espacio sino un margen en tus palabras y miradas. ¿Espacio? ¿Anti espacio? En el retiro de pensamientos, Valium es insuficiente y el opio es basura… Tus pasos suenan en colores llamativos, entre rojo, verde y el canela de tu piel. Pero sigo en blanco… Desde lo que no entiendo pero me fascina, lo desconocido que me desespera, me muevo entre contradicciones… la línea que rompe el tao.
Blanco infinito, espacio no creado, paz de los restos. Así lo vi, así lo veo desde la hoja donde escribo, el espacio en blanco donde vi a mi padre, la luz que de blanco mortecina todo lo resalta y amplifica, todo como un preámbulo a un interrogatorio en la mismísima marcha fúnebre.
Blanco es su creencia porque en nada cree rezar o pensar, blanco es el aire en sus pulmones y su deseo por el mismo blanco. La muerte resignada viste de alegre blanco y los ángeles son negros porque traen malos presagios y la pacificación de la esperanza otorgando la paz con la eliminación del contrario. Es así como el blanco está en la ignorancia y en el olvido de una sonrisa mezquina… Y podrán llover las recriminaciones en la conjugación del tiempo mientras entre escalones nuestras miradas suben y las suyas bajan pero sus lágrimas son de un fatuo blanco y la lluvia es negra como este cielo al que brindo y camino…
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