sábado, 14 de julio de 2012

La Melancolía de Orfeo

J-B-Camille Corot, Orphée ramenant Eurydice des enfers (1861)



Blanco enlutecido
Sendero de pasos descalzos,
Rescoldo frío, rebosante y afluyente,
Donde se doblegan los cristales,
Enmudecen los recuerdos,
Donde forjan los finales,
Que irrumpen con paso afligido,
Pero siempre decididos...

Me arrastro con pasos retraídos,
Juegos de praderas en salones fúnebres,
Colores que se opacan, colores que no son colores,
Momento luctuoso, de lejanía absorta e inocua,
Te celo al viento, que te tiene en caricias

Una idea abstracta fue mi desolvido,
Me extravié contigo una mañana de turbio despertar,
Luz que aclaró tan puro desengaño,

No hay cielo que contenga una esperanza caída,
Infierno que se desborona en el cielo,
¿Celeste en bondad?
Inclemente pesadilla...

Labor de corazones desechos
Cenizas unidas, suturadas por si solas,
Depravado rubor escarlata,
Enseñanza de ritos paganos,
Infusión de sentimientos inhumanos

Implícito el deseo de lo profano,
Irrelevantes las injurias  de lo pontífice,
Encarnación que doblega a aquel que reencarna en azufre,

Repudio los lazos impuros,
Letanía de textos ¿apócrifos?
Leo la silueta de tus páginas,
Rezo con fe los placeres de lo incierto,

Ahora por fin siento los cientos liras clamar un sueño eterno,
Pues Orfeo es muerte, apacible pero es muerte,
Y en los guijarros de alma se vierte lo demónico,
Pues si aún quieres un alma resígnate a una viciada.


Jean Delville, Orfeo.

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